Al inicio de la crisis sociopolítica en Nicaragua, el 19 de abril de 2018, cuando ocurrieron los primeros asesinatos por parte del régimen, tres abuelas en diferentes estados de la Unión Americana, Muriel Saenz, Leticia Morales y Anita Wells, trabajaban desde sus hogares para recolectar fondos y ayudar a los heridos que se encontraban en varios hospitales y clínicas clandestinas dentro de Nicaragua.
A través de un amigo común, se contactaron y unieron esfuerzos para ser más efectivas asistiendo a los hermanos nicaragüenses, ya que la represión y persecución dentro de Nicaragua incrementaban diariamente. Desde nuestras "trincheras" en las cocinas de nuestras casas, las tres abuelas lograron asistir individualmente a los heridos, a los jóvenes que escapaban del país para salvar sus vidas y a los desplazados internos en diferentes áreas de Nicaragua, a través de donaciones y eventos para recaudar fondos.
En noviembre de 2018, asistimos a una convocatoria en Washington, D.C., donde se reunieron una gran cantidad de nicaragüenses, siendo la mayoría, una parte de los que tuvieron que exiliarse después del triunfo de la revolución sandinista y la instauración de un gobierno comunista en 1979. De esa reunión surgió "la diáspora nicaragüense" en Estados Unidos, inexistente hasta entonces, incluso después de cuarenta años de exilio. Al ver las diferentes necesidades tanto políticas como humanitarias, se organizaron en varios grupos de ayuda, muchos de los cuales eventualmente se convirtieron en organizaciones legalmente registradas.
En febrero de 2019, las tres abuelas formaron parte de los fundadores de NAHRA (Nicaraguan American Human Rights Alliance), Alianza Nicaragüense Americana de Derechos Humanos, una organización dedicada a apoyar los trámites migratorios de aquellos que estaban escapando del país y brindar acompañamiento a los que se encontraban detenidos en cárceles de migración.
Abuenica Inc. fue registrada legalmente en el estado de Virginia el 25 de marzo de 2019, obteniendo estatus de 501-C3 el 7 de mayo de 2019.
La ayuda inicial se concentró en Honduras, lugar al que escapaban muchos para salvar sus vidas y donde no tenían la asistencia que se otorgaba a los miles que salían hacia Costa Rica y eran noticia internacional. Abuenica se enfocó en apoyar varios albergues: uno en Tegucigalpa, donde se refugiaban 29 nicaragüenses, y dos en el área de Trojes, Danlí, donde había dos albergues de campesinos y sus familias en condiciones precarias e inhumanas.
En colaboración con una abuela en Tegucigalpa, se trabajó junto a organizaciones afines, CIPRODEH y CEPUDO, y se logró enviar ayuda humanitaria que consistía en colchonetas para 66 personas, colchas, toallas, camillas para transportar heridos, equipo quirúrgico portátil para remover balas de sus cuerpos y atender heridas que ocurrían en el trayecto pedregoso que atravesaban, medicamentos para ancianos, leche en polvo y pañales para niños. Entre ellos, se encontraban 13 niños de diferentes edades, incluyendo un par de gemelos de 18 meses. Desde Virginia, Estados Unidos, se enviaron cajas de ropa para cubrir los tres albergues y juguetes durante la Navidad.
Se distribuyeron quintales de frijoles, maíz y alimentos básicos en la dieta nicaragüense, leche en polvo para los niños y alimentos en general para 95 refugiados en Honduras. La abuela en Honduras organizó eventos para recolectar fondos y proveer ayuda cultural y espiritual a los refugiados.
El primer refugiado que Abuenica apoyó salió desde Jinotega caminando y atravesó montañas y ríos durante ocho días para salvar su vida. Al llegar a Honduras con la dirección y contactos que Abuenica facilitó, contactó a organizaciones de derechos humanos quienes lo ubicaron en un albergue en Tegucigalpa. Esa fue la puerta que abrió el camino para muchos que escapaban del terror que el régimen ejercía sobre la población y, con ayuda de Abuenica, lograron llegar a Honduras, Costa Rica, Guatemala, México y Panamá.
Durante la operación limpieza ejecutada en todo el país, Abuenica prestó asistencia a diferentes familias con la compra de ataúdes y medicamentos para atender a los heridos en clínicas clandestinas que se organizaron en el área de Jinotega. También se brindó asistencia humanitaria a familiares de los asesinados en Jinotega durante dicha masacre, incluyendo 12 niños huérfanos a cargo de una abuela, después de que sus padres tuvieron que huir. Se distribuyeron alimentos durante los meses en que diferentes barrios estuvieron afectados por las barricadas y se ayudó con transporte privado para trasladar heridos hacia áreas seguras.
Uno de los principales objetivos de Abuenica ha sido la defensa de los presos políticos en busca de su liberación. A través de recolección de fondos por redes sociales y contribuciones privadas, se ha logrado realizar acciones legales en Europa, varios países de Latinoamérica y Estados Unidos. Se proporcionó asistencia en forma de paquetes a algunos familiares de presos políticos cuyos jefes de familia estaban en prisión.
La colaboración de Abuenica con otras organizaciones ha permitido presentar denuncias ante la OEA, USAID, el Departamento de Estado de Estados Unidos, MESENI y otras organizaciones de derechos humanos desde 2019.
En febrero de 2020, Abuenica, con la ayuda de Mending Kids International, contribuyó a la operación de una niña con hidrocefalia en el área de Santa Lucía. La operación fue un éxito, y se le ha dado seguimiento durante tres años, proporcionando terapia con videos educativos para la familia, una segunda cirugía en 2021, zapatos especiales y, hasta la fecha, continúa apoyando el desarrollo psíquico, físico y motriz de nuestra querida Ariana.
Después de esta campaña, dos de las abuelas fundadoras de Abuenica decidieron separarse de la organización y concentrarse en áreas específicas del país, cerca de la frontera, donde tenían más acceso a los exiliados que llegaban y aumentaban día a día. Una de las abuelas fundó su organización enfocada y dedicada a la salud mental de nuestros hermanos exiliados en diferentes países del mundo. La otra abuela descubrió su vocación para ayudar a localizar exiliados que habían desaparecido en el área del desierto de Texas, visitó morgues y estableció contactos con universidades locales para la búsqueda de personas enterradas en fosas comunes, así como para asistir con acompañamiento en casos migratorios y en centros de detención. Las organizaciones que ellas fundaron en Texas han ayudado a miles de hermanos nicaragüenses que han llegado por esos puntos fronterizos. El trabajo de ambas es inmensurable y hasta la fecha colaboran en ayudar a los exiliados y al pueblo nicaragüense que sufre persecución, asedio y muerte.
En abril de 2020, el mundo entero enfrentó la pandemia de coronavirus (COVID-19) y Abuenica fue parte de las organizaciones que se dedicaron a la educación sobre prevención y cuidado del COVID, debido a que el régimen negó la existencia del virus y no proporcionó equipo de protección al personal médico ni instruyó a la población sobre el peligro de dicha pandemia, ocultando cifras de fallecidos, ejecutando entierros clandestinos y generando un ambiente de terror y persecución sobre el tema. Era primordial proporcionar información a la población que recibía mensajes confusos y exponía a otros por la falta de educación sobre cómo lidiar con el virus por parte de las autoridades responsables. Abuenica, en conjunto con el Club de Leones local en Jinotega, se encargó de fabricar "pantallas" o equipo de protección facial para el personal médico de la región, y cabe mencionar que, gracias a la ingeniosidad del nicaragüense, para ahorrar costos y debido a la emergencia, se hicieron de material para tomar radiografías a un costo mínimo. El régimen de Nicaragua no proporcionó a los hospitales ni clínicas equipo protector y prohibió el uso de mascarillas. Se entregó equipo de protección médica a un total de 150 trabajadores de la salud en el área de Jinotega y sus municipios.
Abuenica compró una máquina de coser y material para elaborar mascarillas de tela y distribuirlas en los barrios marginados y más pobres de la ciudad. Se lograron hacer 250 de ellas, incluyendo para niños con diseños infantiles. Esta acción tuvo como consecuencia el despido laboral de la persona que elaboró las mascarillas y su esposo, quien, siendo un excarcelado político, fue amenazado con ser regresado a la cárcel por desobedecer las órdenes del gobierno. Siendo la madre quien proveía el único ingreso, esta familia quedó desamparada y eventualmente abandonó el país.
Abuenica ha ayudado a crear pequeños trabajos o industrias para que las personas sean autosostenibles: máquinas de coser para costureras en Santa Lucía y Jinotega, equipo para poner una pequeña tortillería para una madre soltera, bomba portátil y equipo para lavado de carros, parrilla para hacer pollos en ferias comunales para un grupo de cuatro desplazados internos, bomba de lavar carros para un grupo de refugiados en Costa Rica, computadoras, micrófonos y equipo electrónico para personas que trabajan desde casa en Costa Rica y en Jinotega, material y equipo para un pequeño restaurante en Guatemala.
Abuenica organizó una colecta llamada "Una casa para Elea" para una madre cuyos dos de sus cuatro hijos fueron asesinados por el régimen. Se reunieron $7,500.00 y se logró comprar un terreno donde ella construirá su casa algún día, ya que, al ser acosada y perseguida por el régimen, tuvo que salir al exilio en Costa Rica.
En febrero de 2020, Abuenica asistió nuevamente a una convocatoria de organizaciones de origen nicaragüense-americano y pasó a formar parte de CONEXIÓN-NICA-USA (CNUSA), una entidad conformada por ocho organizaciones legalmente registradas sin fines de lucro en diferentes estados de la Unión Americana. Abuenica, estando a cargo del Comité de Derechos Humanos de CNUSA, durante la pandemia de Covid-19, fue el conducto fiscal de una colecta de fondos que se hizo en conjunto con las organizaciones de la entidad. En una campaña con colaboración del Sr. Denis Martínez, se lograron recoger suficientes fondos para cubrir con equipo médico de protección (PPE) al personal de 5 hospitales en Managua y León.
La pandemia de Covid-19 afectó grandemente a muchas comunidades en Nicaragua y Abuenica, a través de donaciones y eventos de recaudación de fondos, logró asistir a varias familias con la compra de medicamentos, tratamiento completo de Covid, tanques de oxígeno, renta de cuartos para aislar pacientes, ataúdes y pago de tumbas en el área de Santa Lucía, Boaco, para personas de escasos recursos.
Durante los cuatro años desde su formación, Abuenica, por medio de sus voluntarios, ha logrado asistir a hermanos nicaragüenses, víctimas de represión y persecución del régimen de Nicaragua de diferentes maneras y en diferentes países. La presidenta de la organización, Anita Wells, siendo miembro directivo de la organización NAHRA y al ser Abuenica un miembro aliado de dicha organización, ha colaborado voluntariamente en acompañar casos de exiliados, ayudando a llenar formularios de asilo político, permisos de trabajo, transcribiendo y traduciendo sus documentos, y elaborando cartas de apoyo y declaraciones juradas para cientos de exiliados nicaragüenses.